¿Qué es la libertad para vosotros?

 ¡Buenas! 

Hoy os traigo la adaptación musical, hecha por el grupo Tierra Santa del poema Canción del pirata de José de Espronceda. 


Este poema es una magnífica muestra del ideal romántico: la búsqueda de la libertad. Para los románticos la libertad constituía el bien más preciado y debía alcanzarse a cualquier coste, incluso si para ello era necesario irse a los márgenes de la sociedad; como el pirata. 

Os propongo un ejercicio de escritura, pensado para alumnos de cuarto de ESO: tras escuchar esta canción deberéis escribir un breve ensayo de no más de dos carillas en el que reflexionéis sobre qué es la libertad para vosotros, si os consideráis libres y si opináis que el concepto de libertad que tenemos en la actualidad es el mismo que tenían los románticos, justificando vuestra opinión. 

Abajo os adjuntaré el poema de Espronceda para que podáis consultarlo mientras redactáis vuestro ensayo filosófico. 

Canción del pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa, á toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
mi velero bergantín:
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido,
del uno al otro confin.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia á un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Stambul:

Navega, velero mio,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo á torcer alcanza,
ni á sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.»

Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra,
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mio
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.»

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
como vira y se previene,
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy á muerte!
Yo me rio;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la dí,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por la mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
José de Espronceda

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